
Una buena forma de educar a los niños en la alimentación saludable es a través de los alimentos naturales y llenos de color. Y si esos alimentos están cultivados por ellos mismos, su motivación puede ser mayor por estar viéndolos crecer desde que germinan, ya que consumirlos puede convertirse en un premio por su buen trabajo.
Para fomentar esta actitud y el respeto a la naturaleza, una buena idea es hacer un huerto con ellos. Es divertido, gratificante y los resultados se ven en poco tiempo. Se pueden plantar desde frutas hasta plantas aromáticas, flores, hortalizas… y los pequeños disfrutarán manchándose y viendo el crecimiento de sus plantas cada día.
Cómo hacer un huerto casero con niños
Necesitaréis:
Es importante elegir bien el lugar, que sea soleado durante, al menos, 6 horas al día. Si no tenemos ninguno, podemos optar por colocarlas junto a una pared blanca, ya que esta reflejará la radiación.
El recipiente debe limpiarse y forrarse con plástico grapándolo al fondo de la caja. Una vez forrado, se agujerea para que el agua que sobre de regar se salga y no anegue el fondo. Después, se rellena todo con una capa gruesa de sustrato.
Utilizando el rastrillo, se hacen surcos en la tierra y se introducen en ellos las semillas. Los paquetes ya incluyen la cantidad de granos que se deben incluir en la siembra. Si se han comprado plantas ya germinadas, los resultados se verán antes pero será un poco más caro.
Una vez plantadas, el riego dependerá de las necesidades de la planta. Conviene informarse y regarlas cada vez que sea necesario para que empiecen a brotar. ¡Los más pequeños disfrutarán de los resultados muy pronto!